Un rostro de mí misma
Un remanso de hierba en la avenida
acaso el miedo en mis ojos extraños
no logro reconocerme
en el brillo de estrellas que se acerca
no logro habituarme
a esta avidez de aferrarme al amanecer en la palabra que surge sorprendente
atrevida receptora despiadada sin matices que atenúen sin pausas para confrontar rutas de fuego o laderas sin playa mareas que disuelven rocas que hace años construyo como un juego como un disfraz que borra los cristales de mis retratos que se esconden…
Se hace difícil
elegir
cuando el deseo me acecha
cuando
cualquier camino que tome me enfrenta
con vínculos sospechados
con atardeceres que se sumergen en aguas transparentes en pájaros de trinos espontáneos de cielos abiertos sin límites sin barreras que detengan el paso de trenes amarillos humeantes permanentes traductores de apetencias que me abruman que se instalan en cada partícula de mi cuerpo de mi sangre en ebullición constante como si me refundara en cada gesto en cada estación a donde llego...
®
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