He cerrado el ciclo
en que el brote de la fuente
salpicaba
mis pasos circulares
cuando las hojas bailaban
cara ceca cara ceca
y me decidía
el azar
es el tiempo que gira
entre músicas distantes
como gira el poema
distante y ajeno
del amor por los espejos de la niña que reclama de los pozos que no tienen prudencia de los buitres que se atreven aun en primavera de los verbos que me mueren de las sombras que me invitan de las palabras que no me nombran de la obsecuencia de las rondas sin destino del encanto de los laberintos de los latigazos contra el vacío de los saltos para eludir un juego desesperado donde siempre y siempre resulto derrotada