no son carceleros
son guardianes
me devuelven una y otra vez a la orilla
gestan silencio en las noches
y me privan
hasta del recoveco de los sueños
junto fuerzas para enfrentarlos
porque la próxima batalla será más dura
me ofrecerán alguna migaja
aunque mi hambre desmedido
necesite de toda su cosecha
me darán la dádiva traicionera
de poder arañar sus pasillos
aunque saben que busco un hogar inmenso
para ahogar mi frío tan antiguo
Alegoría no disuelta
de una infancia entrometida
Derrotada una vez más
el sol
una metáfora de ambición desmesurada